Sunday, October 24, 2010

¡La mejor Maratón de Aves en 8 años!

por Oliver Komar (fotos por John van Dort)

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Amigos, les cuento un poco de la experiencia de la octava maratón de aves, el pasado 16-17 de octubre de 2010, acá en El Salvador. El clima fue perfecto para la observación de aves, y nuestra suerte corría muy alta, ya que mi equipo llegó a identificar 206 especies durante los dos días en el sur de Ahuachapán. Sobrepasamos por mucho nuestro anterior record de equipo, que fue de 192 especies el año pasado. Este año, Roselvy Juárez, Benjamín Rivera, John van Dort y mi persona formábamos el equipo. Las brisas fueron calmadas y cómodas, la temperatura no tan alta, sólo cayeron algunas gotas de lluvia durante el almuerzo de domingo, pues eran condiciones perfectas. De hecho, se notaba mucha actividad en las aves. ¡Hasta especies residentes y también migratorias cantaban! Considerando que la época reproductiva es ya finalizada, esto fue un bono no esperado. Aún las aves parecían felices y emocionadas este pasado fin de semana.


Día 1

Desde nuestra base en el Ecolodge El Imposible, iniciamos a las 06:00 el sábado en la sabana de La Hachadura, muy cerca de la frontera con Guatemala en la planicie costera. Caminamos y observamos aves en un par de kilómetros de la calle que se dirija desde el pueblo de La Hachadura hacía Garita Palmera (Municipio de San Francisco Menéndez). Aunque no logramos encontrar dos especies blancos (Columbina minuta y Sturnella magna), fuéramos premiados con 17 Burhinus bistriatus, 4 Gallinago delicata, 4 Tringa solitaria, 1 Charadrius vociferus, 1 Chloroceryle amazona (¡!) sobrevolando hacía Guatemala, 1 Caracara cheriway, varias especies de golondrinas y en especial 3 Progne subis. ¡Progne subis nunca había sido reportado en El Salvador antes! Vimos dos machos junto con una hembra. Nuevas especies aparecían cada minuto, pues nos costó irnos de este lugar, pero a las 07:45 nos partimos hacía la Barra de Santiago, un viaje de casi una hora en carro.

En la entrada de la Barra, cuando la calle cruce un riachuelo casi llegando al inicio del manglar, hicimos parada y caminamos un ratito entre los arbustos que crecen cerca del riachuelo. En sólo 10 minutos, agregamos varias especies más, incluyendo Synallaxis erythrothorax, Todirostrum cinereum, Columbina passerina, Icteria virens y Saltator coerulescens. No vimos ninguna de estas especies otra vez durante la maratón. Llegamos a la oficina de AMBAS (el Asociación de Desarrollo Comunal Mujeres de la Barra de Santiago) a las 9:00 a.m. Habíamos arreglado antes con AMBAS que dos de sus guardarrecursos, Alcides Pérez y Adonai, nos acompañaran en lancha durante la mañana, y mientras que terminaron de preparar la lancha, aprovechamos desayunar en el comedor que AMBAS opera. Desde el comedor agregamos Megaceryle alcyon.

La marea estaba en su apogeo, y fácilmente atravesamos el estero llegando bien adentro de los manglares a las 9:30 am. En estos canales del área protegida, logramos encontrar la mayoría de las especies buscadas, como el vireo del manglar Vireo pallens, las dos especies de Aramides, el charancuaco Cochlearius cochlearius y el trepatronco Lepidocolaptes souleyetii. También el carpintero Dryocopus lineatus. Sin embargo, perdimos dos especies blancas, la garza tigre Trigrisoma mexicanum y el Martín pescador enano Chloroceryle aenea. Una sorpresa fue encontrar una bandada de chipes migratorios con tres Mniotilta varia ¡en pleno canto! Salimos de los canales un poco tarde, a las 11:30, y 15 minutos más tarde llegamos a los playones cerca de la bocana. La marea estaba bajando, y los grandes playones empezaron a ser descubiertos justo con nuestra llegada, pues para nosotros, era el momento perfecto porque las aves estaban muy agrupados y íbamos a poder revisar rápidamente las casi mil aves playeras, golondrinas del mar, gaviotas y pelícanos.

Dejamos la lancha y caminamos descalzos en los playones durante apenas 45 minutos, pero agregamos más de 20 especies a la lista. Además de las especies comunes y esperadas (como Limnodromus griseus), fuimos premiados con 3 ostreros Haematopus palliatus, un par de chorlito collarejo Charadrius collaris y un chorlito niveo Charadrius alexandrinus. Encontramos a penas una golondrina del mar elegante (Thalasseus elegans) entre los cientos de Thalasseus maximus. Cuando todas las aves playeras se pusieron a volar, asustados, un vistaso al cielo reveló el paso de un Falco columbarius. Pero tiempo era corto, y corrimos a la lancha para regresar lo más rápido posible al comedor de AMBAS. Nuestro plan original era almorzar allí a las 12:30, pero llamamos por teléfono para avisarles que llegaríamos tarde, como a la 1:00.

Almorzamos con más de 100 especies ya observadas, y durante el almuerzo, agregamos Thraupis episcopus. Abandonamos el plan de partir de la Barra para Los Cóbanos, porque andábamos casi 45 minutos atrasados y además, perdimos más tiempo cambiando una llanta pacha de mi Pathfinder. Improvisando, preguntamos si algún pescador de la Barra nos podría llevar a mar adentro, que nos ahorrará el viaje a Los Cóbanos. Dentro de 15 minutos, Antonio, el jefe de los Guardarrecursos, nos había encontrado un señor con lancha casi en frente de la oficina de AMBAS. Nos prestaron salvavidas, y a las 2:30 pm ya estábamos peleando con las olas grandes para encontrar la salida al mar.

El lanchero, conocido por Ricardo o su apodo “El Tiburón”, acordó llevarnos durante 3 horas. Primero visitamos a tres barcos camaroneros que rascaban el fondo del mar a penas 2 km fuera de la costa. Esperábamos encontrar aves bobo (Sula sp.) perchados sobre ellos, pero sólo vimos pelícanos, gaviotas y fregatas. La próxima estrategia fue dirigirnos directo al sur, fuera de la costa hacía mar adentro.

El primer hallazgo fue un grupo de cinco Phalaropus lobatus, y luego agregamos otras aves marinas como Stercorarius pomarinus, Anous stolidus, Chlidonias niger y Oceanodroma melanía. Llegamos aproximadamente 15 km de la costa. Quedamos contentos con el viaje al mar, y picados por varias aves que se nos fueron, pero parecían especies bien interesantes. A las 5:30 pm estábamos de regreso, admirando como el lanchero buscaba justo el momento indicado para acercar a la playa entre las olas enormes.

Con la última media hora de luz, corrimos en vehículo al boardwalk de “El Picacho”, una parte del manglar de la Barra de Santiago donde se anidan garzas. Aunque el año pasado encontramos nidos activos de Anhinga anhinga durante la maratón de aves, esta vez no vimos ningún Anhinga o nido de garza. Sin embargo, encontramos un dormidero de garzas en el mirador al final del boardwalk, y en el crepúsculo logramos agregar a la lista Nycticorax nycticorax, Caprimulgus carolinensis, Herpetotheres cachinnans y Micrastur semitorquatus. También vimos más charancuacos, y regresamos al carro con las lámparas de mano o cabeza encendidos.

Preocupados por llegar muy noche a la cena, decidimos limitar las paradas de la noche al taller de llantas y el supermercado en Cara Sucia, sin invertir tiempo en buscar búhos. Los talleres fueron todos cerrados, y decidimos subir la calle a El Imposible con especial cuidado (leer esto muy despacio!). Cenamos algo tarde, como a las 8:00 pm. Pero la lista ya tenía 123 especies. Suena bien, quizás, pero esto era menos del año pasado para el final de sábado, pues yo todavía pensaba que iba ser un reto alcanzar el record del año pasado.


Día 2

Nos salimos el domingo a las 4:45 am. Agregamos a la lista el búho Ciccaba virgata antes de salir. Dejamos el carro en el Centro de Visitantes del Parque Nacional El Imposible, y nos encontrábamos inmersos en el bosque, bajando hacía el Río Izcanal, cuando inició el coro del amanecer a las 5:20 am. Durante los próximos 2 horas me sorprendió la cantidad de aves que escuchamos cantando, ya que normalmente en esta época es poca las vocalizaciones que uno se escucha de las aves. Algo que ayudó era la ausencia de vientos. Escuchamos cantos de Dendrocolaptes sanctithomae, Attila spadiceus, Sittasomus griseicapillus, Ramphocaenus melanurus, Zimmerius villisimus, Camptostoma imberbe y varias especies más comunes del bosque. Como el día anterior en el manglar, escuchamos Mniotilta varia cantar. Como esperábamos, una Parkesia motacilla se encontraba en el río. Antes de las 6:00 am, vimos algunas rapaces migrando sobre el valle, sugiriendo que iba ser un buen día para la migración.
Al otro lado del río (600 msnm), empezamos la larga subida al Cerro El León (1100 msnm), pero valía la pena. En este sendero encontramos el carpintero grande Campephilus guatemalensis (gracias a Roselvy), la pava Penelope purpurascens, la chiltota endémica Icterus maculialatus y varias bandadas de migratorias. No esperado fue un Vireo olivaceus y un Rynchocyclus brevirostris. Había tantas aves, que nuevamente nos atrasó de nuestro programa, ya que yo quería llegar al Cerro El León a las 9:00 am para ver la migración de azacuanes hasta las 11:00 am. Pero no llegamos hasta después de las 11:00. Cerca de la cima, John logró fotografiar un pajuil (Crax rubra), una especie impresionante pero tan tímida que casi siempre no habíamos registrado en años anteriores.
A pesar de tener sólo 30 minutos en la cima del cerro, logramos ver prácticamente todo lo que esperábamos encontrar. El rey zope (Sarcoramphus papa) y el gavilán blanco (Leucopternis albicollis) posaban en árboles y luego volaron sobre los valles que rodean el Cerro El León. El gavilán blanco fue encontrado gracias a los ojos de águila de Benjamín, ya que posaba a más de un kilómetro y fue a penas visible sin binoculares. Las águilas crestadas negras (Spizaetus tyrannus) silbaban desde abajo y arriba del Cerro. Vimos azacuanes a lo lejos, logrando distinguir algunas especies nuevas para la lista. John logró distinguir a un distante Falco peregrinus y nunca vimos otro. Queríamos almorzar a la 1:00 pm en el Comedor de la Niña Hilda, en la salida del parque, pues corrimos el sendero de la fila que se dirigía de regreso al Centro de Visitantes. Pero paramos algunas veces, y fue provechoso, ya que Roselvy nos alertó a una pareja de Amaurospiza concolor. En el Mirador del Mulo, agregamos Buteo brachyurus y Thamnophilus doliatus, y en el Centro de Visitantes agregamos Contopus virens, Hylocharis eliciae, y Myiarchus tyrannulus, además de ser testigos de un impresionante vuelo de azacuanes justo encima de nuestras cabezas y debajo de las nubes que estaban amenazando con lluvias. Almorzamos con un nuevo record, 193 especies.

Una parada en el Hostal El Imposible, para recoger las maletas, permitió agregar Morococcyx erythropygus a la lista. Una parada en El Refugio, en la bajada hacía la costa, agregó Empidonax minimus, Streptoprocne rutilus, Poilioptila albiloris y Contopus sordidulus, y en Cara Sucia John hayó Patagioenas flavirostris. Llegamos a Bosque Santa Rita con 199 especies. La hora era 4:30 pm, y nos quedaban 90 minutos de luz. Quedamos asustados a ver que la calle que atraviesa el bosque se había convertido casi en una carretera, ya que hubo un constante flujo de vehículos y hasta buses y camiones. Resulta que una de las tormentas de septiembre había destruido un puente en la calle pavimentada que se dirige a Garita Palmera desde Cara Sucia, y la mayoría del tráfico se había desviado a esta calle. Caminamos la calle, pero el bosque era extrañamente quieto. De hecho, una de las especies más comunes en años anteriores, Pachyramphus algaiae, no se presentaba y nunca lo vimos en la Maratón. Pero logramos agregar Colinus cristatus, Ortalis leucogastra, Myiarchus crinitus, Eumomota superciliosa, Amazona albifrons y un atrasado Myiodynastes luteiventris, que ya hubiera migrado hacía Suramérica. La última especie del día era Chordeiles acutipennis a las 5:45 pm, con varios sobrevolando la torre de observación.

Quedamos en Santa Rita hasta 6:30, escuchando para búhos, sin suerte. Con 206 especies ya registradas, y casi 3 horas de viaje para regresar a San Salvador, decidimos dejar la búsqueda de búhos para otro año. El fin de semana fue excelente para la observación de aves. Vimos la mayoría de las especies buscadas y algunas sorpresas también. El viaje al mar fue nuevo, ya que en años anteriores nunca se había intentado. Valía la pena. Siempre se pierde algunas especies comunes, y este año no fue excepción. No logramos registrar Buteo jamaicensis, Buteo nitidus, Elanus leucurus, Agelaius phoeniceus o Volatinia jacarina. Pero casi todas las especialidades de El Imposible fueron registradas! ¿Será posible romper este nuevo record en el futuro?


















Hicimos este evento en parte por la diversión, pero más para apoyar al programa de monitoreo de aves de SalvaNATURA. Si no se ha hecho su donación todavía, por favor sigue las instrucciones que aparecieron antes en el blog del maratón 2010, o escríbe un email a John (john.vandort AT salvanatura.org) y él te mandará las instrucciones para donar en línea.

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